Por Mariana DM
El pasado martes el colectivo Actrices Argentinas acompañó a Thelma Fardín en una conferencia de prensa de más de 400 artistas para que denuncie públicamente a Juan Darthés por violación. El testimonio de Thelma impulsó a miles de mujeres a que denunciaran diferentes situaciones de acoso, abuso y violación por las que habían pasado. La línea Nacional Contra el Abuso Sexual Infantil, la de Prevención y Asistencia a Víctimas de Violencia de Género y la de Atención a Víctimas por Violencia Familiar multiplicaron sus registros en los últimos días. La valentía que tuvo Thelma, igual que muchas otras, se contagió por todo el país al grito de “no nos callamos más”.
Durante décadas las mujeres no tuvieron espacio en ningún ámbito, en ningún trabajo, ni en su propia familia. Silenciadas, sumisas, dispuestas a la voluntad del hombre, y la que se salía de la línea, la que hablaba, era tratada de loca, humillada y, por supuesto, no era escuchada. El movimiento feminista, gracias a sus años de lucha contra este régimen que oprime sistemáticamente a las mujeres, allanó el camino para que hoy tenga lugar esta ola de denuncias, para que hoy tengan lugar las mujeres.
Las crudas palabras de Thelma generaron una necesidad de hablar, no importa hace cuánto pasó ni cómo se cuenta. Las lógicas patriarcales inculcaron en las mujeres la culpa y la responsabilidad de las situaciones que vivían. Los abusos o acosos de los hombres tenían su causa en la provocación de la mujer, de ahí la frase “mira como me pones”. Esas mismas lógicas se manifestaban en el silencio de las mujeres, resguardando la impunidad del hombre. “Mira como nos ponemos” aparece para romper ese pacto de silencio y para invertir los roles. Las víctimas son las mujeres y los culpables son los hombres.
Las miles de denuncias que se hicieron públicas, y las miles que no, demuestran que el abuso del hombre hacia la mujer es más común de lo que se quiere creer. La violencia de género atraviesa todas y cada una de las relaciones que se dan entre hombres y mujeres porque es estructural, porque así es el patriarcado.
Las denuncias de las famosas y las denuncias en las redes transmiten un mensaje alentador para todas las mujeres: están unidas y se están organizando. Se está cambiando el paradigma, no sólo las mujeres hablan, sino que se las escucha y se les cree. La impunidad con la que los hombres hacían y deshacían a su gusto se terminó. La palabra de las mujeres vale, no hay que llegar a la prueba sobre sus cuerpos, a los golpes, a las violaciones o a las muertes. El tiempo del silencio se acabó. Ya no se cuestiona a las mujeres, se cuestiona al patriarcado.
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