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  • Foto del escritorMariana DM

Lo que nos deja la lucha por el Aborto Legal



Mariana DM - Ayer 14 de junio, fue un día histórico para toda la sociedad argentina. La Cámara de Diputados se tiñó de verde. Luego de más de 22 horas de intenso debate y de números muy parejos, se logró aprobar el proyecto que garantiza el aborto legal, seguro y gratuito durante las primeras 14 semanas. Tras esta media sanción en diputados, queda esperar la votación en Senadores.


En el año 2007 la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito presentó por primera vez el proyecto de ley por la Interrupción Voluntaria del Embarazo en el Congreso. Al año siguiente obtuvo el apoyo de 22 diputados y, desde entonces, el proyecto fue elevado reiteradas veces cada dos años. La insistencia no fue en vano. Hoy, 11 años después, el aborto efectivamente llegó al Congreso y no lo hizo solo, sino que miles de mujeres e identidades disidentes junto a artistas, estudiantes, militantes y trabajadoras de todas las áreas acompañaron e hicieron posible este suceso.


Desde que se dio inicio al tratado de la ley el pasado 20 de marzo, una inmensa ola verde comenzó a circular por el país. Millones de mujeres de toda clase social, edad y profesión se ataron su pañuelo verde y salieron a la calle a reclamar por algo que les pertenece y siempre les arrebataron: el derecho a decidir sobre su propio cuerpo.

A partir de que se iniciaron las rondas de debate sobre la despenalización y legalización del aborto en la Cámara de Diputados de la Nación, el 20 de abril, todos los martes el movimiento feminista se reunió afuera del Congreso para apoyar el proyecto. Durante las semanas que duraron los debates, los “martes verdes” se volvieron parte de la rutina y donde no sólo se reclamaba, sino que también se compartían experiencias e información.


De a poco, el color verde y, más precisamente el pañuelo de la Campaña por el Aborto se fueron convirtiendo en símbolos de lucha e identificación de tal magnitud que llegaron a los medios masivos de comunicación. Actrices, músicas, escritoras y otras trabajadoras del mundo artístico se sumaron, también, al grito por el aborto legal. Desde firmar cartas dirigidas a lxs diputadas y diputados, hasta marchar frente al Congreso, las artistas dieron un apoyo fundamental en la lucha. Su exposición y visibilidad contribuyó a la concientización y difusión de información sobre el proyecto.



Lxs estudiantes también se pusieron al hombro esta lucha. Alrededor de 12 fueron los colegios tomados en nombre del reclamo por el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. Junto con este reclamo, lxs almunxs piden por el cumplimiento real de la Ley de Educación Sexual Integral en todos los secundarios y la implementación de un protocolo contra la violencia de género. Este es uno de los sectores más implicados en lo que refiere a la legalización del aborto, debido al gran porcentaje de embarazos adolescentes que se producen por año. El estudiantado también se muestra plantado con una postura firme frente a la realidad y toman medidas al respecto.


Si algo quedó claro en estos meses es que las mujeres y las identidades disidentes no se callan más. La despenalización del aborto es una cuestión de salud pública y es el Estado el que debe hacerse cargo de las miles que mueren por abortos clandestinos. Porque lo traumático del aborto no es la intervención en sí, lo traumático son las condiciones en que se realiza y el riesgo de morir. Lo traumático es la falta de contención, de información, de asesoramiento y la obligación y presión de tener que callar porque es una práctica ilegal por causa de la cual podes ir a la cárcel. El aborto es la principal causa de mortalidad materna en nuestro país. Las mujeres tienen derecho a elegir si quieren o no ser madres y cuándo lo quieren.


Hoy el aborto tiene media sanción en el Congreso y eso es gracias a la lucha y organización feminista. Sea cual sea la decisión de lxs senadores y senadoras, la gente ya decidió. Aunque el proyecto no se apruebe, la transformación que se dio a nivel social y cultural no lo cambia nadie. La hipocresía, la doble moral y la clandestinidad se pusieron sobre la mesa y ya no hay vuelta atrás. Es importante, como sociedad, aprender que los derechos se reclaman y se ganan en la lucha y en la calle, y el movimiento feminista es un claro ejemplo de esto.




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