A un mes del debate por la Interrupción Voluntaria del Embarazo, sectores que apoyan la medida emprendieron un camino en reclamo por la efectiva implementación de la ley de Educación Sexual Integral (ESI), aprobada en 2006. El pasado martes 4 de septiembre se llevó a cabo un plenario de comisiones en Diputados para discutir y modificar la ley actual, con el fin de lograr que se implemente de manera obligatoria en todos los establecimientos educativos. A pesar de las fuertes disputas que se generaron en las comisiones, el dictamen se firmó. Hasta el momento no se ha definido la fecha en que se tratará en el recinto, pero se espera que antes de fin de año sea ley.
Mariana DM - Durante los meses que duró el debate por el aborto se desataron fuertes tensiones entre quienes apoyaban la ley y defendían los derechos de las personas gestantes, y quienes preferían mantener el aborto en la clandestinidad al rechazarla. Aun así, hubo una cuestión que se podía escuchar tanto en unos discursos como en otros: la necesidad urgente de educación sexual integral para lxs jóvenes.
A pesar de esta posición supuestamente compartida, el contexto en el que se dieron las reuniones donde se trató el tema fue de profunda tensión entre quienes están a favor del aborto y lxs que no. Lxs militantes autodenominados “pro-vida” no hicieron más que dificultar el debate con argumentos tales como “a mis hijos los educo yo” o “no a la ideología de género en las escuelas”. Una vez más quedaron demostradas sus posturas conservadoras, retrógradas y de estrecha vinculación con las instituciones religiosas.
La Ley 26.150 que creó el Programa Nacional de Educación Sexual Integral en 2006 obliga a la enseñanza de ESI en todas las escuelas del país. Se considera que recibir ESI es un derecho fundamental de todxs lxs niñxs y adolescentes que debe ser garantizado por el Estado. Es importante modificar la mirada biologicista que se tiene del cuidado y la prevención ya que la educación sexual es mucho más que aprender sobre el ciclo menstrual o cómo usar preservativos. Por eso, la ley promueve una visión más integral de la sexualidad con verdadera perspectiva de género.
Las modificaciones que se plantean en el dictamen actual apuntan a que la ley de ESI sea declarada de “orden público” y que se incorpore de manera obligatoria en todos los programas de estudio de los establecimientos educativos, públicos y privados, laicos y religiosos, de todo el país. Así, se revoca la posibilidad de que la decisión quede librada a la voluntad de cada provincia, dado que lxs impulsores del proyecto aseguran que sólo en 9 de las 24 provincias la ley, que ya tiene 12 años de vigencia, es aplicada. También se puso en discusión y se terminó eliminando el artículo 5, que permite que cada institución adapte su enseñanza “a su ideario institucional y las convicciones de sus miembros”.
Todxs lxs niñxs tienen derecho a una educación sexual integral desde un abordaje científico, con perspectiva de género y diversidad sexual, independientemente de la religión que se profese en las escuelas o la posición que sus autoridades tengan acerca del aborto, que nadie se haga el distraído. La ESI apunta a cultivar relaciones sanas, basadas en la igualdad y en el respeto y en una concepción de lxs niñxs como sujetos de derecho. Y como tales tienen que ser educados con libertad de pensamiento y decisión sobre ellxs mismxs.
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