A 42 años de “La Noche de los Lápices”
“¡Hermoso gesto, sacudir la cabeza
ante la indiscutible verdad!
¡Qué valiente, el médico
que cura al enfermo desahuciado!
Pero la más hermosa de todas las dudas,
la de los exánimes, la de los desesperados
que levantan cabeza
y dejan de creer
en la fuerza de sus opresores”.
Bertolt Brecht,
fragmento de “Elogio de la duda”.
Jorge "Chiqui" Falcone - ¿Qué ha quedado a ojos de la Generación 2.0 de aquellas gestas heroicas referidas por madres y abuelos no escarmentad@s? Esas epopeyas que alguna señal de TV cada tanto reproduce en la efeméride adecuada, por lo general en blanco y negro y a menudo en cámara lenta. Pantalones acampanados, un aire entre gauchesco y hippie, y - por encima de todo - una pasión poco frecuente, que sólo aflora cuando lo grande está en juego.
Se me ocurre que la curiosidad, condición infaltable en un/a revolucionari@. La obsesión por averiguar el porqué de cada cosa. Esa pequeña chispa que ante la brisa de una duda hace arder las praderas del conocimiento.
Yo crecí en una casa con una biblioteca de tres paredes. La duda siempre me convocaba a partir de un cómic o de una peli, que dejaban algo interesante a medio saber. En aquel entonces no había buscadores. Cuando picaba el tábano de la curiosidad uno revisaba diccionarios y enciclopedias hasta dar con un saber finito, que a su vez exhibía puertas entreabiertas, pero sólo cabía entre aquellas paredes. L@s nacid@s en el siglo que pasó convivimos - parece imposible después de “Black Mirror” - con la noción de que era factible para un ser humano leer a lo largo de su vida TODOS los libros publicados sobre su tema de interés. Hoy tal idea resulta absurda. En efecto, cuando el semiólogo boloñés Umberto Eco visitó nuestro país definió a la red de redes como un inmenso basural del saber, ante el que - como Dante precisó a Virgilio en “La Divina Comedia” - hace falta una búsqueda guiada para dar con información REALMENTE valiosa… no como la que contienen Wikipedia o El Rincón del Vago.
Resumiendo, aquel bazar de curiosidades nuestro era, al fin y al cabo, acotado como un lago; mientras que el ciberespacio al que ustedes tienen acceso cuenta con múltiples afluentes, como un río. Alguien dijo alguna vez que “el saber no ocupa lugar”. En los días que corren no podría. Porque su espacio es infinito. Sólo hay que aprender a navegarlo. ¡Pero el vehículo para iniciar tal travesía aún sigue siendo la duda!
Por tanto, la prerrogativa principal de la enseñanza es inducir a pensar. A hacerlo con autonomía y discernimiento. A menudo el/la estudiante más “molest@” es literalmente el/la más inquiet@. Entiéndase bien: La persona con mayores inquietudes. Es menester que ningún/docente deje de fomentar el pensamiento crítico. Y es vital que cada estudiante se aventure a conquistarlo. Porque hay mucho por hacer para que el presente se asemeje a nuestros sueños. Pero dicha empresa no es para aburrid@s.-
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