Peligroso alineamiento internacional con ropaje de terceridad.
Por Jorge Falcone
La modorra veraniega se estira, como es costumbre, con la habitual cobertura frívola o sensacionalista de un espectro mediático que oscila entre difundir chimentos de la farándula (chances de que Brad Pitt se reconcilie con Jennifer Aniston) y prorrogar indefinidamente el seudo análisis de hechos de sangre (juicio sumario contra el rugby y el descontrol en los boliches de la costa… pero nunca al patriarcado), en un país sin procesados de la gestión que profundizó la destrucción nacional pero con luchadores como Milagro Sala y Luis D’Elía presos, mientras referentes de organizaciones sociales son invitados a reunirse con las fuerzas de seguridad para ”prevenir la escalada de conflictos”, en tanto el primer mandatario - que inauguró su gira internacional ingresando por la puerta de servicio de los EEUU - continúa procurando auxilio financiero de las naciones que nos endeudaron, y la Cámara de Diputados - con la única excepción del FIT - aprueba el ingreso de 5000 tropas y un portaaviones norteamericano a las costas de Argentina.
Las lecciones de Bolivia y Chile iluminan el horizonte nostramericano
“Creo que el derecho a la rebelión es genérico en toda la Tierra. El planeta está administrado por el capitalismo, el capitalismo está en guerra permanentemente, y donde no hay guerras hay grandes desigualdades. El capitalismo no ha logrado solucionar los grandes problemas, que son sus propias consecuencias sociales, esas diferencias, esa brecha. Y no ha podido solucionar su relación con la naturaleza, destruye, es depredador. El derecho a la rebelión es inherente, implícito a la condición humana”.
Jorge Zabalza,
ex miembro del MLN Tupamaros,
para “El Observador”.
Para muchxs analistas, a partir del Caracazo (1989) - para otrxs, a partir del alzamiento zapatista de Chiapas (1994) -, Nuestra América inauguró el siglo en curso con el período que se dio en llamar la Década Larga Progresista, cuyo pico más alto de calidad acaso haya sido la cumbre marplatense que reunió en nuestra Costa Atlántica al Cdte. Hugo Rafael Chávez Frías, a Luiz Inácio Da Silva, y a Néstor Carlos Kirchner decididos a sepultar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) ante las narices del propio presidente norteamericano de turno. Obviando el caso cubano, producto de otro contexto, y desmontado por un gobierno de facto el Estado Plurinacional de Bolivia, de aquel escenario a la fecha sólo se sostiene - con enormes dificultades - la Revolución Popular Bolivariana, dado que los cuestionados manejos del Partido Socialista Único de Venezuela (PSUV) no logran opacar la riquísima experiencia productiva y de autodefensa de las comunas socialistas en resistencia.
Así, podría pensarse que - pese a sus numerosas complicaciones, y fundamentalmente al feroz asedio del Imperio - el hermano país caribeño expresa en nuestros días el máximo grado de radicalidad de un proceso transformador en la región. En las antípodas de eso, el ejemplo más regresivo es el Brasil gobernado por el presidente neo fascista Jair Bolsonaro.
Para lxs apasionadxs por la política, en tanto búsqueda del bien común para las grandes mayorías, la pregunta del millón sería si entre los extremos consignados hay espacio para - citando la frustrada intentona electoral del actual Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación Sergio Tomás Massa - una “ancha avenida del medio”… que no consista en tomar nota de las experiencias más avanzadas de los últimos años para convocar a Asambleas Constituyentes que de una vez por todas sirvan de basamento al ejercicio de democracias directas.
Sin embargo, muy a pesar del consuetudinario fracaso de las Terceras Vías, de las socialdemocracias regionales, y de las transversalidades locales, nuestra dirigencia política - ignorando la advertencia del gran poeta ibérico León Felipe: “¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?” - se empeña en reciclar experimentos superestructurales que, alentados por el asesor gubernamental Marco Enríquez Ominami y acompañado por personajes de oscuro desempeño en su lugar de origen, como el sobrevalorado juez Baltasar Garzón Real, hoy consisten en buscar un sitial de “equidistancia” e “incontaminación” en materia de diplomacia internacional, con base en el anodino Grupo Puebla y apostando por el dudoso eje Argentina / Méjico / España (ahora gobernada por la izquierda del Primer Mundo saludada por el rey Felipe VI): ¡Vaya si, a primera vista, no deberíamos concluir que hoy es el progresismo el fenómeno más funcional a la prórroga de la explotación capitalista y la loza que sofoca horizontes emancipatorios en Nuestra América!
En un mundo donde confrontan nacionalismos de exclusión y nacionalismos de inclusión, sería deseable que la disolución nacional no llevara la firma de la identidad política que más aportó para construir la Justicia Social en Argentina…
Ante este panorama, dos laboratorios vecinos de disputa entre lo viejo y lo nuevo se presentan nítidamente a ojos de la militancia: El amañado proceso electoral boliviano y la hasta ahora insobornable rebelión chilena.
En el primer caso, el más auspicioso intento redentor de cinco siglos de sojuzgamiento de los pueblos andinos zozobra recurriendo a las reglas de juego demoliberales impuestas por el conquistador y exhibiendo así las costuras de un intento de prórroga en su gestión de gobierno, cuestionado por observadores internacionales y astutamente aprovechado por la oposición local. Las legítimas autoridades arteramente depuestas, sin haber dispuesto de tiempo suficiente para realizar un balance autocrítico de su experiencia y con grandes disensos entre sus filas, hoy canalizan la expectativa reparadora de sus bases hacia un comicio arbitrado por la oligarquía más racista del continente.
En el segundo caso, un levantamiento originado por estudiantes secundarios ante el incremento de las tarifas de transporte, al cabo de tres meses de lucha irreductible ha desentumecido a una sociedad que, con honrosas excepciones, soportó durante tres décadas el experimento monetarista impuesto por el dictador Pinochet, conquistando la atención internacional y encolumnando tras una primera línea de aguerridxs jóvenes de variada extracción social a veteranxs de la experiencia de la Unidad Popular y a buena parte de la comunidad mapuche, que se suman al ejercicio de novedosas formas de resistencia.
He aquí la cara y ceca de la moneda que continúa girando sobre la suerte de Nuestra América. Lejos de un infantil apego por la revuelta en sí misma, lo que se intenta destacar en estas líneas es la vigencia de una voluntad popular que, contra viento y marea, busca por todos los medios reinventar un camino alternativo al que hoy propone el capitalismo global y salvaje que está acabando con la vida en nuestro planeta.
El imperativo popular de auditar la odiosa deuda externa
“O se está al servicio del país en contra de la deuda externa,
o se está al servicio de la deuda externa contra el país”.
Alejandro Olmos,
político, periodista e historiador argentino,
una de las mayores autoridades en el estudio de la deuda externa.
Como se ha explicado en numerosas ocasiones, el sojuzgamiento del mundo periférico que en las Sociedades del Disciplinamiento se ejercía mediante la represión y la censura, bajo las actuales Sociedades del Control lo hace recurriendo al lawfare, las fake news, y - fundamentalmente - a las abultadas deudas que acumula el Sur Global.
Hace poco, con el propósito de facilitar el dimensionamiento de los 33.000 millones de dólares que adeuda nuestro país, periodistas de La Nación establecieron la equivalencia de dicha suma con 275.000 departamentos de tres ambientes, o 228 millones de AUH (vale decir, un quinquenio de cobertura), o 148 millones de jubilaciones mínimas, o la compra de 8 petroleras de la magnitud de YPF, u 8 años de subsidio a la energía y 7 al transporte.
En su última columna de 2019, Eduardo Lucita (Economistas de Izquierda) nos recordaba que tanto el presidente Alberto Fernández como el ministro de Economía Martín Guzmán han dicho sin ambigüedades que “El país está en un virtual default”. “Así como está, la deuda no puede pagarse”. “Para pagarla la economía tiene que crecer”. Naturalmente, sacar al país de la recesión y “encender la economía” es imposible si paralelamente se desea afrontar los vencimientos. En ese caso, la perspectiva de crecimiento sería nula y la recesión se mantendría por varios años más.
Un indicador fundamental es la “Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en la Emergencia Económica” vigente. Cabe señalar que incluye transferencias de recursos a los más desposeídos - AUH y jubilaciones mínimas - que se complementan con la Tarjeta Alimentaria y líneas de crédito sumamente blandas. No obstante, el mayor aporte lo hacen los jubilados de haberes medios y el agro, en tanto reduce retenciones a mineras y petroleras y no afecta a los bancos.
El problema aparecerá en el primer semestre de este año, ya que de los 65.000 millones de dólares que vencen en su transcurso, 45.400 se concentran en los primeros seis meses. Si se discrimina lo referente a deuda intra-estado (renovación automática) de lo que involucra a organismos de crédito internacionales (refinanciable), lo que resta con el sector privado equivale a unos 19.400 millones. Dado que las reservas de libre disponibilidad son insuficientes para cubrirlos, el país entraría en default en mayo del corriente.
Aunque la postergación de los pagos más que a una convicción responda a una necesidad, tal medida legitima la deuda sin cuestionarla, ya que, según razona el oficialismo, fue contraída por un gobierno democrático, aunque no es dicho carácter lo que la puede legitimar sino el fin y la administración de esos fondos.
La clave del asunto reside en que el FMI ignoró sus propios estatutos concediendo un préstamo conteste de que tal deuda era impagable, y autorizando después la venta de dólares de dicho empréstito para controlar el tipo de cambio, algo categóricamente prohibido por sus reglas. Además el préstamo, lejos de fortalecer la economía, aumentó su fragilidad y sus propios desequilibrios. Investigarla, por ende, constituye un propósito por demás justo.
Es a la luz de estas consideraciones que nuestra deuda bien puede entrar en la categoría de “odiosa”, aplicable cuando la misma no se ha contraído en favor del país ni de sus habitantes.
Si los pagos se suspendieran por dos o tres años estaríamos ante una inmejorable oportunidad para invertir ese tiempo en realizar una auditoría por medio de una comisión independiente, constituida por representantes parlamentarios, referentes locales e internacionales y abierta a la opinión pública, con el objetivo de discriminar la parte ilegítima y odiosa de la deuda.
Ante tal posibilidad vale la pena tener en cuenta que la doctrina de la deuda odiosa hace caso omiso del carácter del régimen que la contrae, sea este democrático o faccioso.
A principio del año en curso se plegaron a esta inquietud el Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas (CADTM) y la Asociación por una Tasa a las Transacciones Financieras Especulativas de Ayuda al Ciudadano (ATTAC), señalando su preocupación por el comienzo de una apurada negociación de la Deuda Pública argentina, y expresando que “Es ampliamente reconocido que la imposición de intereses particulares, la improvisación y/o el ocultamiento en este tipo de negociaciones conllevan enormes costos económicos y sociales”.
Simultáneamente, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora Nora Cortiñas, y la coordinadora de la red tricontinental Jubileo Sur Beverly Keene, promovieron un pronunciamiento en favor de auditar la deuda en cuestión, cuyo texto expresa - entre otros conceptos - que “Un tercio de la población de nuestro país, incluyendo a la mayoría de nuestres pibes y mayores, sobrevive hoy en condiciones desesperantes de pobreza, empleo precario o inexistente, conviven en ambientes contaminados y faltos de servicios públicos. La crisis social recae fuertemente sobre las espaldas de las mujeres y disidencias como consecuencia de un ajuste que también es violencia patriarcal. Este retroceso en nuestros derechos humanos ha sido particularmente notorio en el marco de la acumulación récord de deuda pública de estos últimos años, más aún después del acuerdo con el FMI, ambos de cuestionada legitimidad y legalidad (…) La sostenibilidad de la deuda pública no puede basarse en la aplicación de políticas de saqueo, contaminación, exclusión y pérdida de derechos laborales y sociales (…) Con este espíritu, nos autoconvocamos e invitamos a todo el pueblo a construir una inmediata campaña activa en cada rincón de nuestro país”. Dicha iniciativa viene siendo acompañada por numerosos gremios y organizaciones sociales, y tomó estado público con una conferencia de prensa frente al Congreso de la Nación, circunstancia en la que - entre otr@s oradores/as - la imprescindible Norita, madre de todas las batallas, recordó que en su discurso de asunción el jefe del Ejecutivo Nacional pidió al pueblo que, en caso de extraviar el rumbo, le exigiera rectificarlo. Hubo consenso entre lxs presentes acerca de que el tratamiento de la deuda odiosa es uno de los temas que exige urgente revisión.
Ante dicha iniciativa, el historiador y especialista en derecho internacional Alejandro Olmos Gaona señaló que “la deuda con el FMI no es ilegal, porque se han cumplido todos los pasos pertinentes que fijan las normas respectivas. Discutir la legitimidad es otra cosa (…) Respecto a las negociaciones poco transparentes, todavía no las hay. Sobre la auditoria, es algo que venimos pidiendo hace mucho, y hay que insistir”.
Por su parte, numerosas agrupaciones de la izquierda extra parlamentaria (Encuentro Socialista Antiimperialista, Tendencia Guevarista, Resistencia para la Liberación, MTR 12 de Abril, MTR Histórico, MTL Rebelde, PCT, Convocatoria Segunda Independencia) se sumaron a la demanda con sus propios argumentos y bajo la consigna “La única deuda es con el pueblo”.
Quienes aceptan pasivamente tan pesado yugo deberían revisar profundamente la matriz productiva vigente de acumulación por desposesión, que fomenta el extractivismo y el agronegocio descontrolados, y lleva a que especialistas en la materia como el Ing. Geólogo Guillermo Vergara le recuerde a nuestro presidente, por ejemplo, que Argentina es el principal productor de Escandio (Sc), mineral valuado en dos millones de dólares el kg., y denuncie que el mismo es sacado de contrabando desde el Puerto de San Lorenzo por Minera La Alumbrera, acompañado de otros numerosos minerales de gran valor, para que el Ejecutivo proceda de acuerdo a derecho.
Es hora pues de que el pueblo todo tome cartas en el asunto, y decida si nos resignaremos a ser una colonia más del Norte Global, o aquella Patria independiente soñada por tantas mujeres y hombres que derramaron su sangre generosa desde las Guerras de Independencia hasta nuestros días.-
Jorge Falcone, realizador Cinematográfico especializado en Animación (IDAC, 1992) Documentalista y escritor. Profesor de la Universidad de Palermo en el Departamento Audiovisual y el de Investigación y Producción de la Facultad de Diseño y Comunicación.
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