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Foto del escritorRevista Resistencias

Completando desde las urnas la faena económica de los genocidas





Argentina bajo el Capitalismo Gore


Por Jorge Falcone


A medida que se aproxima el Día D, en que los dueños del mundo se darán cita en una Argentina exprimida y vapuleada que se pretende mostrar como potencia emergente, se ajusta más y más el torniquete sobre quienes no subirán al Arca de Noé bajo este nuevo Diluvio Universal.


En el marco descripto se puede inscribir – hasta su definitivo esclarecimiento – la misteriosa muerte por asfixia del periodista Martin Licata, colaborador de la revista Hegemonía y el portal KontraInfo (que venía de publicar un artículo denunciando la colaboración económica del financista internacional George Soros con impensables dirigentes políticos de nuestro país), a quien se halló en un albergue transitorio de Floresta con una trenza de goma sujetada a un trozo de madera alrededor del cuello (!), informándose a continuación que la joven que ingresara con él huyó precipitadamente del lugar llevándose el celular del occiso, todo lo cual prefirió ser caracterizado por la mayoría de los medios como producto de un “juego sexual”. Salvando las diferencias de contexto, la liviandad con que parecería estar abordándose el caso recuerda otras circunstancias semejantes: Como se recordará, el 29 de marzo de 2010, la militante santafesina Silvia Suppo – testigo en causas por delitos de lesa humanidad – fue asesinada a plena luz en su local de artesanías, circunstancia que se diluyó prácticamente considerada como delito común, aunque en dicha ocasión no se le sustrajera nada. Sería de esperar que hechos de esta naturaleza no pasaran al olvido engrosando los anales de la impunidad.


Sin espacio para dobles interpretaciones, pocas horas después de lo descripto literalmente se fusiló al militante social de la OLP – CTEP Ronald Orellana (foto) en el marco de un intento de toma de tierras fiscales en el Partido de La Matanza, cuya jefa comunal, aspirante a la gobernación bonaerense por el FPV, aún no se pronunció sobre el particular. Al igual que ocurriera tras la Masacre de Avellaneda, hubo un fallido intento mediático de hacer pasar el caso como “enfrentamiento entre piqueteros”, basado en la versión de que el cadáver presentaba dos heridas de arma blanca, especie que se derrumbó a la brevedad cuando la autopsia reveló que se trató de heridas de bala provenientes de un arma reglamentaria. Entre l@s militantes sociales detenid@s en la misma circunstancia se halla la compañera Miriam Calizaya, responsable de los comedores Sol y Tierra, a quien – haciendo gala de una inhumanidad que el actual gobierno viene convirtiendo en norma – no se le ha permitido amamantar a su beba recién nacida, la que a cargo de compañeras de la organización está sufriendo consecuencias propias de la carencia de leche materna.


A tan dolorosas circunstancias se suma ahora la feroz golpiza y asesinato en el Barrio Angelelli II del trabajador de la CTEP Córdoba Marcos Soria, a manos de la policía local.

El sombrío panorama se completa,  con el vergonzoso gaseo y aporreo a docentes que protestaban ante la legislatura porteña contra la UNICABA, la despiadada represión contra vendedores ambulantes en el Once, y el prepotente desalojo de 10 familias humildes de La Boca, entre otros hechos igualmente dramáticos perpetrados por la misma Policía Metropolitana que a continuación se demostrara incapaz de contener y reducir a los hinchas que protagonizaron la vergonzosa agresión contra el equipo xeneize.


A partir de esta última Semana Trágica, cabe tomar nota de que en estos menesteres no hay interna que valga entre Macri, Larreta, y Vidal.


Como queda de manifiesto, por un lado se intenta disciplinar al novedoso y pujante sector de la economía popular, que viene inventando su propio trabajo en un contexto socioeconómico internacional que ya no garantiza el pleno empleo, y por el otro se concentra el accionar de las fuerzas de seguridad en una capital que procurará exhibirse artificialmente embellecida y salvajemente depurada de “elementos indeseables” ante los amos del 85% del PBI mundial, los principales fabricantes de esas Punto 50 AK 47 y Kalashnicov SRB (capaces de impactar a un sospechoso a 2 km ½) que blindarán su fiesta para pocos junto al bloqueo de toda señal de GPS y celular punto a punto de cada uno de sus traslados, garantizando la salvaguarda y bienestar de los 7000 vampiros empresariales que arribarán no precisamente dispuestos a frenar el genocidio socio ambiental en curso sino a debatir nuevos métodos para chupar la sangre del Sur Global.

El creativo pensamiento crítico nostramericano ha acuñado una categoría que resulta sumamente apropiado aplicar a este estadío de voracidad económica abiertamente atentatoria contra la vida de las personas y el planeta.


Con voz transgresora y lúcida, la investigadora y activista tijuanense, Sayak Valencia, desentraña la forma de operar de las políticas de la muerte en las redes del hiperconsumo, el engranaje de las fluctuaciones del capital y la maquinaria del Estado. Como imágenes del filme posthumano más cruento, esta cientista social pone al descubierto la maquinaria y las ramificaciones violentas de los “actores” del poder, en cuyos engranajes las estructuras capitalistas y  el Estado entablan un cerco de dominio económico. En el capitalismo gore (término tomado a préstamo de ese subgénero cinematográfico del terror dedicado a exhibir flagelación y vísceras), los nuevos modos discursivos de las violencias organizadas intervienen en la producción del capital ostentando los cuerpos de las víctimas.


Entre las fuerzas populares va prevaleciendo el entendimiento de que la batalla principal a librar en 2019 consiste en desalojar a esta ceocracia que viene generando un daño probablemente irreparable a la Nación. Pero, como dice el refrán, “lo cortés no quita lo valiente”. Resulta más que lícito y oportuno preguntarnos hasta cuándo estaremos dispuest@s a defender la ya insostenible noción de que “la democracia es el mejor de los regímenes posibles”, sin arriesgarnos – aunque más no sea en favor de futuras generaciones – a expandir sus posibilidades de propender al bienestar colectivo…


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