Por Mariana Di Mauro
La Ley Nacional de Moratoria fue un proyecto sancionado en 1995 pero que recién se implementó en el 2006 durante la presidencia de Néstor Kirchner. Esta ley otorga la posibilidad de que, aquellas personas que no lleguen a cubrir los años de aportes, puedan jubilarse adhiriendo a una moratoria que les permita completar los años restantes. Esta ley fue fundamental para el reconocimiento del trabajo no remunerado de las amas de casa. Ellas, aún sin haber hecho aportes, pueden cumplir los 60 años y cobrar una jubilación, de la cual se le descuenta un porcentaje para pagar los años de servicios.
La posibilidad de cobrar una jubilación por ser ama de casa es una forma de reconocer dicha actividad como trabajo.
Entre 2003 y 2016 esta ley permitió que se jubilaran 1.796.439 mujeres y hoy podrìa ser abolida por órdenes directas del FMI, que el gobierno de Mauricio Macri acata sin chistar. Pero, abolir esta ley implica abolir un derecho que revaloriza el trabajo de tantas mujeres y su rol en la sociedad.
La posibilidad de cobrar una jubilación por ser ama de casa es una forma de reconocer dicha actividad como trabajo. Sin embargo, no es un trabajo como cualquier otro. Ser ama de casa, sin un sueldo a cambio, es la forma en que el capitalismo obtiene su trabajo gratuito. Bajo el nombre del “amor”, se les adjudicó a las mujeres las labores de limpieza, cuidado, crianza y cocina, como características naturales de su género. Pero estas tareas, este trabajo, está pensado para la mera reproducción de la fuerza de trabajo, tanto en el cuidado de los hombres para que vuelvan a trabajar, como en la crianza de lxs hijxs, quienes son futura mano de obra. De esta manera, las mujeres que no cuentan con un trabajo formal, quedan relegadas al ámbito privado y entran en una relación de dependencia económica con el hombre. Entonces, la posibilidad de acceder a una jubilación es, también, un derecho que abre las puertas a la independencia en términos económicos.
En un contexto de ajuste y flexibilización laboral donde las posibilidades de conseguir un empleo son cada vez menores, especialmente para las mujeres, quitar la chance de jubilarse a quienes decidieron trabajar dentro de sus casas, es condenarlas a la desidia.
Esta situación generó fuertes reclamos por parte de organizaciones sociales y jubiladxs, lo que provocó que el Gobierno repensara la medida, abriendo la posibilidad de que se otorgue una prórroga por 3 años. Aún así, esta decisión deja en evidencia el modelo laboral que el gobierno de Cambiemos propone para las mujeres: precarización para aquellas que trabajan en el ámbito público y sumisión para quienes trabajan dentro de la casa.
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