Por David Pike
La ética del sindicalista humilde que murió como vivió, en estos días de corruptos sin autocrítica, lo vuelve de bronce. Al frente del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, cada tanto volvía a laburar para no perder el contacto con sus compañeros. Sin embargo, lo prefiede de papel barrilete, reivindicando en pleno debate televisivo con Rucci, “la lucha del movimiento obrero como factor de liberación nacional y social”. Alzando su puño izquierdo como le gustaba saludar.
Agustín Tosco murió un 5 de noviembre de 1975 de encefalitis, una enfermedad curable que las complicaciones de la clandestinidad la volvieron terminal. Perseguido por la Triple A y a meses de estallar el golpe militar no pudo recibir a tiempo la atención médica necesaria.
“La única diferencia que nosotros hacemos es entre los que luchan y los que se entregan”, decía el Gringo en referencia a la cuestión peronista y se me hace tan presente entre tanto burócrata engordado. Símbolo del sindicalismo combativo, defensor de la democracia sindical y referente de la insurrección que daría inicio a los años 70. Aquella, conocida como el Cordobazo, así descrita por él:
“Se produce el estallido popular, la rebeldía contra tantas injusticias, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación. Es el Pueblo. Son las bases sindicales y estudiantiles, que luchan enardecidas. Todos ayudan. El apoyo total de toda la población se da tanto en el centro como en los barrios.
Es la toma de conciencia de todos evidenciándose en las calles contra tantas prohibiciones que se plantearon. Nada de tutelas, ni de los usurpadores del poder, ni de los cómplices participacionistas. El saldo de la batalla de Córdoba -El Cordobazo- es trágico. Decenas de muertos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un Pueblo florecen y marcan una página en la historia argentina y latinoamericana que no se borrará jamás.”(1)
La rebelión sin tutelas, es el pueblo, su dignidad y su coraje. Lo recordé en estos días, mientras me parecía verlo en medio del humo blanco con su mameluco, sonriente, sin que los gases le afectasen.
(1) Extracto de “Carta sobre el Cordobazo” de Agustín Tosco. Escrita en junio de 1970 mientras se encontraba preso en Rawson.
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