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Foto del escritorRevista Resistencias

A 100 años del nacimiento de John W. Cooke


Por Mariano Pacheco


Cooke (el Bebe Cooke; el Gordo Cooke) murió hace 51 años, producto de un cáncer de pulmón. Hoy se conmemora un siglo desde su nacimiento y referirnos a él puede parecer una referencia a una pieza de museo, o más bien, a un personaje simpático de una serie de Netflix (no faltará quien tal vez lo confunda con un personaje de “Peaky Blinders”). ¿Qué sentido político tiene entonces recordarlo hoy, cuando nuestras funciones de respiración se ven alteradas no por una enfermedad biológica de nuestro cuerpo sino por lo asfixiante que se torna el saludable momento que atraviesa –que sigue atravesando más bien, deberíamos decir– el cuerpo social? El “realismo capitalista” está a la orden del día, en Argentina, en Nuestra América y en el mundo entero, más allá de las tenaces resistencias que se vienen desarrollando frente al Nuevo Orden Mundial en el último cuarto de siglo, sobre todo en Nuestra América,

Cooke, lector de Sartre.


El joven diputado del peronismo histórico que argumenta como ninguno; el agitador de la resistencia peronista; el preso político y el delegado de Juan Domingo Perón en territorio nacional tras el exilio del líder (incluso, por única vez, el sucesor del General nombrado por él mismo). El Bebe, impulsor de una temprana tendencia revolucionaria del peronismo. El Gordo, hombre de confianza de Ernesto Guevara en Cuba, miliciano en defensa de la Isla contra la invasión imperialista. Cooke, quien muere horas antes de que cayeran en manos de la policía los integrantes de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) que habían instalado un destacamento de guerrilla rural en Taco Ralo (Tucumán). John William Cooke, el dirigente que supo afirmar que en Argentina los comunistas eran los peronistas, y que el peronismo era el hecho maldito del país burgués hoy se nos presenta, él mismo, como el hecho maldito del peronismo burgués.


Cooke –como supo destacar mi amigo y compañero Miguel Mazzeo– fue un hereje de dos iglesias: la peronista y la de izquierda. Es decir, fue un enemigo declarado de los dogmatismos, y supo habitar las tensiones y la incomodidad de dicha situación.


“Criticar teóricamente/revolucionar prácticamente!, tal como supo escribir Marx en sus “Tesis sobre Feuerbach”. Eso que Cooke, como tantxs en aquellos años hicieron carne a través de su praxis revolucionaria, tal vez sea la mayor herencia para gestar nuevas invenciones que pongan en jaque el mundo tal como está, es decir, para realizar una crítica radical de todo lo existente, y cambiar todo lo que tenga que ser cambiado.


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