Por David Pike, Antonella Giusso y Mariana Di Mauro
En una enorme demostración de fuerza, los movimientos populares marcharon desde el Santuario de San Cayetano de Liniers hasta el Congreso de la Nación. En el día del santo del trabajo y a días de las elecciones, las organizaciones CTEP, Somos Barrios de Pie, CCC y el Frente Popular Darío Santillán, junto a agrupaciones sindicales y religiosas, marcharon para expresar su rechazo a las políticas de hambre y exclusión del gobierno de Macri.
«Vamos hasta el centro político donde está el gobierno que nos hambrea día a día en los barrios, donde tenemos los tarifazos, los merenderos desbordados, la problemática enorme de la vivienda, la salud y tantas otras que se vienen agudizando en este gobierno», comentó Diego Markus de la OLP-CTEP mientras avanzaban las columnas hacia el centro porteño.
Luego de aquella primera e histórica movilización del 7 de agosto de 2016, que puso en agenda a las y los trabajadores de la economía popular que fueron protagonizando desde aquel día la resistencia a las políticas neoliberales del macrismo, una multitud se movilizó como todos los años para esta fecha en la Ciudad de Buenos Aires, como en las principales ciudades del interior, reclamando por el programa de Tierra, Techo y Trabajo.
Los movimientos populares exigieron nuevamente la aprobación de cinco leyes para el sector presentadas en el parlamento nacional y aún no tratadas, como el programas de infraestructura social a través de cooperativas de trabajo, protección y promoción de la agricultura familiar, emergencia alimentaria, en adicciones y de género. A la vez reclamaron la ejecución de la aprobada ley de integración urbana de los barrios populares, la continuidad de la Emergencia Social que vence este año y el aumento del Salario Social Complementario.
«Estamos dejando un mensaje claro, todas nuestras cosas, todos los reclamos y toda la lucha la ganamos en las calles, y es el lugar donde vamos a estar y no nos vamos a mover, esté quién esté»
En medio de la coyuntura electoral, reafirmaron su lucha en la calle, exigieron la aprobación y ejecución de leyes paliativas para el sector, y pusieron, una vez más, en agenda a las y los humildes de la patria. «Estamos dejando un mensaje claro, todas nuestras cosas, todos los reclamos y toda la lucha la ganamos en las calles, y es el lugar donde vamos a estar y no nos vamos a mover, esté quién esté», sintetizó Diego Markus.
En un extenso documento, las organizaciones explican el sentido de cada una de las palabras de la consigna central de la marcha desde San Cayetano: un lema que unifica la vieja consigna de Pan, Paz y Trabajo que enarboló la “CGT Brasil” para reclamar, movilizarse y desafiar la represión de la última dictadura y que reivindica el programa de las 3 T (Tierra, Techo y Trabajo) “que une al Papa Francisco con los movimientos populares de todo el mundo”.
“Sabemos que estamos a pocos días de las elecciones. Por eso, esperamos que esta movilización sirva, una vez más, para que todas y todos los que aspiran a gobernar nuestro país escuchen el grito profundo y doloroso de los excluidos, que desde todos los rincones de la Patria claman por Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo”.
También en el documento los movimientos sociales denuncian “la persecución sistemática, planificada y deliberada del gobierno de Mauricio Macri contra nuestros dirigentes y organizaciones”. Así como “el hostigamiento que sufrimos en grandes medios de comunicación adictos al Gobierno empalma con el discurso de los principales ministros que pretenden mostrarnos ante la sociedad como criminales y parásitos, negando nuestro rol positivo en la lucha contra la pobreza, la defensa de los derechos sociales y la integración de los sectores excluidos”.
“El aumento de la pobreza y el hambre no es una catástrofe natural, es el resultado a una política deliberada de ajuste, destrucción del mercado interno, protección de los monopolios y complicidad con los especuladores financieros. Todos los meses el Estado paga el equivalente a seis millones de jubilaciones mínimas en intereses de Leliq, más de seis millones de salarios mínimos por servicios de deuda. Cuando la deuda más urgente es con los pobres”, agrega el documento.
“La inmediata declaración de la emergencia alimentaria, la aprobación de la ley de góndolas, la aplicación de un programa urgente para reforzar las raciones en los comedores escolares y comunitarios, el abastecimiento de productos alimentarios básicos para los sectores populares a precios justos, el fortalecimiento de los mecanismos de abastecimiento popular como los nodos y ferias”.
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