Por Leo Marcote*
A 63 años del nacimiento de María Fernanda Noguer «Namba», militante de la UES, detenida-desaparecida el 3 de junio de 1976.
Si algo la apasionaba a Namba era volver de sus clases de guitarra y junto a su hermano escuchar los discos de sus bandas preferidas para descubrir los acordes de sus canciones. Entre los imprescindibles estaban, The Beatles, Daniel Viglietti, o Joan Manuel Serrat. Cuentan, los testigos de su corta pero intensa vida, que amaba tanto la música que cualquier excusa le servía para agarrar una guitarra y ponerse a cantar donde sea. Su infancia, en el barrio de Palermo, transcurrió entre los juegos con sus hermanos, Marcelo y Goya; y la compañía de Lucrecia, su mamá. A Jorge, su papá, acérrimo hincha de River, lo veían por la noche cuando él volvía de trabajar. Los tres hermanos, sin embargo, decidieron ser hinchas de Boca, igual que su mamá. Entrando en la adolescencia comenzó a preocuparse por un leve sobrepeso que le quito más de una vez el sueño. Aquellos no eran tiempos de militancia todavía pero su corazón comenzaba a estrujarse ante las injusticias y el padecimiento de los más humildes. Luego de un tiempo de comprometerse con las acciones que llevó adelante el padre Jorge Adur, en la Capilla la Unidad, decidió que ya era momento de profundizar su compromiso político. Ella, que siempre tuvo todo para vivir cómodamente, tenía claro que debía comprometerse aún más. Su deseo era que todas las personas puedan acceder a las mismas posibilidades que ella había tenido desde muy chica. Y, aunque su realidad no tenía nada que ver con la gente pobre, su sensibilidad social la llevo a ver las dificultades que tenían para vivir dignamente. Aquella realidad que la gente de su entorno desconocía y que solo estaba a unos metros de sus lujosas casas.
En tiempos vertiginosos se enamoró de José Villagra «Pepe», un joven militante de la Juventud Peronista (JP). Cerca de culminar sus estudios secundarios, en el colegio Cardenal Spínola, Namba comenzó su militancia en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), en Zona Norte. Panfleteaba, hacía pintadas denunciando los asesinatos de la Triple A y luego los del Terrorismo de Estado, participaba de actos callejeros y movilizaciones como las del periodo del Rodrigazo, o acompañando a los docentes de la Escuelas Públicas. Estando en plena militancia quedó embarazada, tenía dieciocho años. Namba y Pepe se casarón en septiembre de 1975, en la Capilla la Unidad, junto a sus compañeros, familiares, y amigos. En ese momento, llevaba un embarazó de casi cuatro meses. En las fotos de su casamiento se la ve feliz junto a Pepe y luciendo orgullosa su panza.
Cuando nació su hijita «Lucía», cómo la canción de Serrat, no quiso abandonar la lucha. Cuidaba de ella y al mismo tiempo militaba. Varios de sus compañeros la recuerdan con Lucia en brazos, siempre protegiéndola. Namba era dulce, comprensiva, siempre le gustaba estar coqueta y era graciosa. No es difícil imaginar que, aun en los peores momentos de la represión, no dejaría de jugar con su hija. Sus hermanos fueron testigos de los juegos de Namba junto a su hija cuando ella iba a visitarlos a sus casas.
El 3 de junio 1976, la secuestraron mientras esperaba el colectivo para volver a su casa, luego de una frustrada reunión de militancia. Tenía a Lucía en sus brazos. Las dos fueron llevadas a la ESMA, Namba viajó adentro del baúl de un auto, y Lucia junto a una chica que también estaba esperando el colectivo con su novio y también fueron secuestrados. La joven cuido de la bebe las horas que estuvo en cautiverio. Ella y su novio fueron liberados a las pocas horas. Lucia sobrevivió dos meses en la ex Casa Cuna de La Plata hasta que su abuelo materno pudo recuperarla. Namba continúa desaparecida.
Hoy, 16 de marzo de 2020, Namba hubiera cumplido 63 años. Creemos que la mejor manera de homenajearla es con letra de una canción escrita por su nieto, Cruz Hunkeler. La canción se llama “203” porque hace referencia al colectivo que estaba esperando Namba en el momento en que fue secuestrada.
203
El ruido de los autos frenando a la vez Puertas que se abren y se cierran después Vienen a buscarte y no sirve correr tampoco entregarte si es rendirte Tapan tus ojos y tu boca también, apagándote Roban tu nombre y tu mente y tu luz, extinguiéndote Si el silencio marcara tu voz, sería la cumbre de mi canción y si escucharte pudiera yo, escribiría tus versos Trataste de cambiarnos y cuidarnos mujer lo maternal es tuyo y está en la piel Tu lucha es la mía mientras cante así, transformando lento todo lo que ves. Tapan tus ojos tu boca también, apagándote Roban tu nombre y tu mente y tu luz, extinguiéndote la verdad creo en vos.
Fuente: Sudestada
*Resumen Latinoamericano
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