Por Belén Rozas
Estamos a menos de una semana de lo que será el Encuentro más grande de la historia. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, los distintos debates sin saldar, la discusión sobre los desafíos del movimiento para la etapa que viene y la expectativa de construir el evento feminista más grande de este año, se nos dispara la manija pero también algunas reflexiones necesarias.
En la previa hubo rosca patriarcal pero también redes feministas
Son de público conocimiento los debates alrededor de la organización del Encuentro, al punto de tener una fracción entre el sector Nacional y de Mujeres, y el Plurinacional y de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travas, No Binaries. Es necesario emitir opinión y desde estas líneas apoyo el cambio de nombre, coherente con el crecimiento cualitativo que ha atravesado nuestro movimiento durante los últimos años, cuando aprendimos a hermanar nuestras luchas atravesando las distintas barreras impuestas por el capitalismo, el imperialismo, el colonialismo, el patriarcado.
Ahí está la mayor diferencia, nosotres creemos fervientemente en la producción colectiva, autogestionada, horizontal
De todas maneras dichas discusiones no son una debilidad, como quieren instalar desde el poder en pos de bajar al sector que más ha rechazado en las calles sus políticas antipopulares. Estos mensajes se replican desde las mesas de algunos varones cis dirigentes, que viendo amenazados sus privilegios optan por la estrategia de avanzar por las “grietas” para poner la construcción feminista a la par de las formas patriarcales -”al final son igual que nosotros”-. No, no construimos igual.
Quisiera saber de alguna experiencia similar que hayan construido los varones cis heterosexuales y que haya crecido durante 34 años. Y no pongamos ejemplos random, pregunto sobre una actividad política semejante a los Encuentros, que reúne a las mujeres, lesbianas, trans, travas, no binaries de todas las generaciones, de todo el territorio y con cada vez más participación internacional para discutir, formarnos y generar redes que nos permitan avanzar en unidad. Ahí está la mayor diferencia, nosotres creemos fervientemente en la producción colectiva, autogestionada, horizontal. El Encuentro somos todes no es un hashtag, es una posición política.
Los desafíos para este Encuentro
Junto a la campaña malintencionada está el tema de las elecciones, que, evidentemente, atraviesa todo. Nuestra tarea más importante es no caer en las discusiones eternas entre convencides, sino poner foco en el hecho más importante que es que el feminismo no es macrista. No hay discusión en este punto, nosotres podemos tener muchísimas diferencias pero todos los modelos por los que peleamos son diferentes al que tenemos. Son con más derechos, con mayor soberanía, con justicia social. Nunca neoliberales.
Nuestro objetivo es no dar ni un paso atrás, y discutir en conjunto estrategias para conquistar lo que nos propongamos para avanzar en la siguiente etapa, con un nuevo gobierno. En 2015 presencié un debate agresivo en el taller que se proponía consensuar estrategias para la legalización del aborto. Era un ping pong de compañeras haciendo campaña, para convencernos a les demás de que su candidato iba a ser quien lo legalice. Ninguno ganó, y aunque hubiera ganado no es un candidato el que lo va a legalizar. Hoy ese debate puede volver, acompañado esta vez del conteo de los pañuelos celestes y verdes que integran las listas. Y no pasa sólo con el aborto, son varias reivindicaciones las que se responden con promesas electorales. No es ese nuestro terreno de disputa ahora, son las calles, las escuelas, las fábricas, los barrios, las universidades. La tarea es seguir desbordando todas las estructuras patriarcales y luchar para que todo lo que se proponga desde el feminismo sea ley.
Además, los Encuentros son momentos de profundo tejido de redes feministas. En un contexto local de endeudamiento feroz, máxima precarización de nuestras vidas, recrudecimiento de la violencia; y en un contexto regional con misóginos como Bolsonaro en el poder, avance del conservadurismo eclesiástico y de la derecha en general, es urgente que fortalezcamos nuestro tramado y avancemos mientras resistimos este embate.
Que la foto del Encuentro sea nuestra alegría de luchar juntes y no la que buscan ellos. ¡Nos vemos en La Plata, y que la Tierra tiemble!
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