Por Resumen Latinoamericano
Un 24 de marzo de Plazas vacías pero con la memoria a flor de labios, como siempre. Ante este presente extraño y doloroso que se nos vino encima, de repente, casi sin que nos diéramos cuenta, no estamos dispuestos a que la fecha pase desapercibida. No pudieron los milicos, tampoco podrá la guerra bacteriológica imperial. Nuestros y nuestras 30 mil volverán a ser nombrados en cada grito que daremos en el encierro impuesto por prevención, en las imágenes de sus rostros alegres y combativos proyectadas en la noche. También en los aplausos en los balcones, dedicados a ellos y ellas, sin ningún tipo de dudas, pero jamás para sus asesinos y descendientes.
No olvidamos, no perdonamos ni mucho menos nos reconciliamos
Nosotros y nosotras no necesitamos pasar ninguna página para saber de donde venimos. Fuimos y seguimos siendo sus hermanos de lucha, a los que quisimos y queremos tanto. Con los que nos reíamos, cantábamos y nos abrazábamos. En aquellos tiempos, la pandemia eran las fuerzas de ocupación, el gorilaje asesino que odiaba a todo lo que oliera a peronismo e izquierda revolucionaria. Pandemia era la extrema pobreza en los barrios más humildes, la falta de agua potable, el analfabetismo estructural, los políticos venales y ávidos de poder, los burócratas traidores. ¿Sólo en aquellos tiempos?, vale preguntarse. Por eso mismo, la compañerada se convirtió en malón insurgente que se dispuso a tomar los cielos por asalto.
De esas raíces y de otras anteriores, como la Resistencia que comenzara en el 55 contra toda dictadura es que se fue amalgamando la desbordante necesidad de construir la Patria nueva y Socialista que nos convirtiera en iguales en todos los aspectos.
Eso y la juvenil insolencia que empezó discutiéndoles el poder para casi hacerse con el mismo, es lo que no pudieron tolerar ni los oligarcas de adentro ni los imperialistas de afuera. De allí, la cruzada militar genocida del 76, en complicidad con la Iglesia, los empresarios, los medios hegemónicos y los civiles alcahuetes de la milicada.
Claro que costó mucho reconocer que el golpe había sido durísimo, tanto que haste en este oscuro presente seguimos pagando peaje por todo lo bueno que se hizo y no por los errores con que siempre machacan aquellos que se miran al ombligo o son del bando de los resignados.
Escribiendo consignas en cuarentena
Treinta mil razones para seguir luchando por el socialismo no son pocas para evocarlos a ellos y ellas en este 24M difícil de entender, pero entendamos que no son tiempos para retroceder en nuestros sueños emancipatorios. Ahí tenemos el ejemplo de las Madres y las Abuelas, de los Hijos y los Hermanos, y de todas y todos los que siguen y seguirán luchando en estos días y cuando esta guerra muy particular termine. Entonces sí, sea la fecha que sea, volveremos a inundar las Plazas con nuestras banderas y consignas, gritándole al mundo que nuestrxs 30 mil están presentes, ahora y siempre. Que no olvidamos, no perdonamos ni mucho menos nos reconciliamos.
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