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Foto del escritorRevista Resistencias

El conflicto del laboratorio Craveri


Por Marcelo “Pancho” Langieri, Resumen Latinoamericano


El habitual sosiego de la calle Arengreen en el barrio de Caballito se vio alterado por la presencia de varios patrulleros apostados en la puerta del laboratorio Craveri. Lo que se podría presuponer era un robo o algún acontecimiento del estilo resultó ser la irrupción violenta de la policía de la ciudad para interrumpir una asamblea de los trabajadores del laboratorio y llevarse detenidos, como delincuentes, a los integrantes de la comisión interna de la planta.


Salvando las distancias, que no pueden desconocerse ni compararse las circunastancias, estos hechos traen a la memoria la famosa y premonitoria frase de Ricardo Balbín, entonces líder del Partido Radical, llamando como guerrilla fabril al activismo sindical de los años ’70. La asociación de la actividad de organización sindical de base, especialmente, con la guerrilla daba argumentos para el desarrollo de una acción represiva cuya verdadera finalidad era desarmar la organización del movimiento popular en todos los ámbitos y de manera especial en las organizaciones sindicales y de base.


La distancia con aquellos hechos, insistimos, es inconmensurable pero que la policía irrumpa en una asamblea de trabajadores y se lleve detenidos a los representantes gremiales constituye un atropello a las libertades democráticas de extrema gravedad que no ha cobrado la notoriedad correspondiente. Por otro lado, la denuncia realizada por el dueño del laboratorio, Juan Craveri, es una demostración de la escrupulosidad de los empresarios argentinos que no trepidan en apelar a cualquier recurso para resolver y asumir un problema que es totalmente ajeno a los trabajadores.


Un poco de historia sobre el conflicto.


El hecho que desata el conflicto, que ya se arrastraba desde unos meses atrás por el cobro en cuotas de los salarios, fue el despido de 47 trabajadores y trabajadoras. Se trata de trabajadores de las unidades de manufactura de la calle Arengreen, de la planta de hormonales de Villa del Parque y de un grupo trabajadores administrativos.


En julio pasado la firma había presentado un procedimiento preventivo de crisis ante el Ministerio de Trabajo, expediente que finalmente no prosperó. Además ofreció la opción del retiro voluntario, propuesta que no fue aceptada por los trabajadores.

El laboratorio Craveri tiene 130 años en el país, 3 plantas en la Ciudad de Buenos Aires, 400 trabajadores/as y un dueño play boy millonario.


El conflicto se desata con el despido de 47 trabajadores pero tiene antecedentes desde el mes de Junio de 2018 cuando la empresa también pide el procedimiento preventivo de crisis, con el propósito de echar a decenas de trabajadores/as. Pero la Comisión Interna (CI) y el Sindicato de Sanidad resisten estas maniobras y la Secretaría de Trabajo rechaza este procedimiento.


"El conflicto del laboratorio Craveri que conjuga la inescrupulosidad de la patronal con la vocación represiva gubernamental, en el marco de una grave crisis económica y social."

En octubre 2018 la empresa echa a 16 trabajadores/as del turno noche de una de las plantas intentando pagar al 50% de indemnización. Nuevamente la acción sindical mediante la lucha logra la reincorporación de los despedidos.

Ahora, la empresa echa a 47 trabajadores/as, impidiendo el ingreso de los delegados a la planta de Caballito y cuando los trabajadores burlan la pretensión patronal de impedir el ingreso al lugar de trabajo se produce la intervención policial y la detención de los delegados. Éstos son posteriormente liberados gracias a las protestas realizadas denunciando la criminalización de la protesta por parte del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.


El conflicto del laboratorio Craveri que conjuga la inescrupulosidad de la patronal con la vocación represiva gubernamental, en el marco de una grave crisis económica y social. Crisis que se está descargando nuevamente sobre las espaldas de los trabajadores.


Los trabajadores de Craveri montaron una carpa frente a la puerta de la planta de la calle Arengreen para visibilizar la resistencia que están llevando adelante frente al atropello de una industria que lejos está de atravesar una crisis. El barrio de caballito se viste de lucha y de dignidad en una Argentina que se debate entre ser una republica de cuarta o construir un presente y un futuro digno para todo el pueblo Argentino.



El dueño del laboratorio, Juan Craveri, disfruta mientras sus trabajadores sufren su prepotencia.


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