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Foto del escritorRevista Resistencias

Diego Markus (OLP-CTEP): "El asesinato de Orellana fue un mensaje de miedo"



Por Mariana Di Mauro y David Pike


Hace un año la policía bonaerense asesinó de un disparo a Rodolfo Orellana, militante de la OLP-CTEP, en el marco de la ocupación de unos terrenos en el partido de La Matanza. En el aniversario de su asesinato entrevistamos a Diego Markus, referente de la organización en el barrio.


¿Qué significa para ustedes el aniversario del asesinato de Orellana?


A un año del asesinato de nuestro compañero Rodolfo Orellana en manos de este sistema con su aparato policial y estatal de represión, nos vemos en una situación de gran tristeza al recordar que nuestro compañero ya no está, pero con muchísima fuerza y compromiso para poder salir adelante y dar pelea, que es el marco en el que se habían movilizado los vecinos y vecinas de La Matanza ese día en la lucha por el acceso a una vivienda, y por el cual peleaba, luchaba y se organizaba día a día nuestro compañero Orellana, como también el resto de su comunidad.


¿Qué era Orellana para la organización?


El compañero es uno de los primeros que estuvo en la organización que se empezó a armar en el barrio Villa Celina. Siempre activo, siempre participando desde un comienzo, también con su esposa y compañera de la organización y el resto de los vecinos de su mismo barrio. Se empezó con el tema de ayudas y el tema inmediato del trabajo con respecto a comedores y merenderos hacia los niños, y después se continuó con temas más productivos y disputas de organización de para quién hacemos nuestro trabajo, de qué manera, en qué condiciones, ya sea en la rama textil o en otras en donde el compañero estuvo en los emprendimientos, como por ejemplo carpintería y otras unidades más que servían de apoyo para otros proyectos.


¿Por qué crees que lo mataron?


El mensaje que se dio claramente ese día con respecto a la represión que hubo, que le tocó a nuestro compañero Orellana, pero le podría haber tocado a cualquiera de los que estaba ahí presente, era el mensaje del miedo, de la represión. El asesinato de Orellana fue un mensaje de miedo. Era dar un mensaje de que “si vos queres organizarte por vivienda digna, si vos queres organizarte para movilizar a algún lugar, a algún terreno, reclamarlo, querer pagarlo, querer construir ahí tu casa, querer trabajar o querer vivir, te van a mandar al ataúd”. No hay otra forma de calificar lo que pasó con el compañero.


Fue una represión que se dio en conjunto con los empresarios que habían loteado el terreno. Fue una represión que se dio con el aparato de la policía bonaerense, claramente con intención de matar, ya que dispararon con balas de plomo, con balas de armas que no estaban reglamentadas por la policía, que no se tendrían que haber usado nunca en este tipo de operativos con mujeres y con chicos. El compañero fue al que le tocó. Son situaciones y son cosas que, lamentablemente, son comunes en el conurbano. El hecho que pasó pasa cotidianamente y se vuelve a repetir. Pero esta vez han tocado a un compañero que estaba organizado, a una comunidad que estaba organizada y que salió a repudiarlo y que lo recuerda día a día en cada trabajo, en cada comedor, en cada unidad productiva, en cada movilización y en cada marcha sea por vivienda o por cualquiera de nuestros derechos.


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