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Foto del escritorRevista Resistencias

Justicia por Lucas Cabello: Gatillo-Fácil-Nunca Más



Por Antonella Giuso


Hace cuatro años y un mes el agente Ricardo Ayala, perteneciente a la Policía Metropolitana fusilaba a Lucas Cabello con tres tiros por la espalda. Hoy en los Tribunales de Talcahuano recibió la sentencia de 16 años de prisión por tentativa de homicidio agravado por pertenecer a las fuerzas de seguridad, quedará efectiva el próximo 7 de febrero dónde se darán a conocer los fundamentos.

Lucas es un sobreviviente del gatillo fácil, una problemática que se estableció como doctrina los últimos cuatro años. Desde la fecha hasta entonces su familia, vecines, organizaciones políticas y sociales, y por supuesto, él, emprendieron la lucha en búsqueda de justicia.

Aquel nueve de noviembre de 2015 cuando Ricardo Ayala le disparó, fueron les mismes vecines quienes se encargaron de cuidar la escena y ver que nadie «plantara» nada. También quienes desmintieron las declaraciones de María Eugenia Vidal, ya candidata electa para gobernadora bonaerense, que intentando enmascarar el hecho lo calificó de violencia de género para responsabilizar a Cabello.

El juicio que demostró la responsabilidad de Ayala como autor de la tentativa de homicidio, comenzó el veintidós de agosto pasado. La abogada Gabriela Carpineti y Adrián Albor llevaron adelante la imputación contra el uniformado, acompañades por la Liga Argentina por los Derechos del Hombre.

La causa a cargo del Tribunal Oral Criminal 1 tuvo en cuenta los daños efectuados en la vida de Lucas, que no sólo vive hoy con una hemiplejia sino que producto de la misma acarrea otras complicaciones en su salud.

Pasadas varias audiencias la lectura del veredicto se dio a sala llena, en el mismo lugar donde se efectuó el Juicio a las Juntas Militares, pero esta vez quienes la desbordaron fueron militantes y madres de víctimas de la represión estatal.

A pesar de retener a varias personas en la entrada, la policía no logró su cometido, la gente ingresó igual. Con suma atención escucharon la sentencia, al oírse la condena un grito unísono de festejo y llanto brotó de aquella histórica sala. La victoria de una causa que representa a muchas, las madres de les pibes asesinades por la cana se abrazaron. Lucas y su familia también. La lucha gratifica y las victorias como esta motorizan a ir por más.

Un quiebre a la impunidad a la que nos acostumbramos, Lucas sobrevivió para contarlo y también para hacer justicia, así lo mencionó al salir de Talcahuano al 550 «Yo estoy acá por todos esos pibes». Este fallo no sólo nos da una pauta para otras causas, más importante aún, queda en la memoria y cada vez el gatillo no será tan fácil, les pibes que mataron van a volver en cientos de Lucas que enfrenten las injusticias y luchen por un mundo donde la dignidad sea costumbre.







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