Por Neyen Malek
Este domingo se cumple un año de su asesinato, familiares, amigxs y organizaciones siguen exigiendo justicia.
El 26 de abril de 2019, Sergio de 29 años, volvía de trabajar cuando sufrió un brote psicótico, creía que lo iban a matar, por lo que se encerró en la casa de uno de sus vecinos para esconderse. Estos por miedo llamaron a la policía que al llegar atinaron a darle una paliza y luego arrestarlo.
La suegra de la víctima alertada por la misma gente del barrio se dirigió a la comisaría, allí vió cuando lo bajaron del patrullero y este se desplomó en el piso producto de la golpiza. Ante el suceso reaccionó exigiendo el inmediato traslado de Sergio al hospital, los agentes evidenciados lo trasladaron, pero llegó muerto.
Laura Romero, pareja de Jasi con quién tuvo una hija, comenzó un proceso de lucha por verdad y justicia. Organizada junto a familiares de víctimas de la violencia policial realizó cortes, marchas y distintas actividades para visibilizar el caso. Su abogada defensora Sabrina Tombión puntualizó: “Si bien ya estamos a un año de lo sucedido, y no estamos en la mejor de las situaciones a nivel mundial por este virus que nos acecha, esperamos que cuando todo esto termine y podamos volver al curso habitual de la justicia, no le tiemble el pulso a la Fiscal para aplicar todo el peso de la ley, aun cuando se trate de la embestidura policial, no podemos seguir encubriendo a personas que en vez de protegernos y cuidarnos, nos matan".
El gatillo fácil y la violencia policial hacia lxs jóvenes es una práctica sistemática, sólo un mes después uno de los policías involucrados en el asesinato de Jasi asesinó a otro joven de 30 años el 19 de mayo, Diego Cagliero. La lucha de familiares y organizaciones sociales que denuncian estos hechos de violencia por parte de las fuerzas, permitió que el agente fuera relevado y este hoy a la espera de juicio. Al día siguiente de la muerte de Diego se cometería la masacre de San Miguel del Monte, donde la bonaerense daría con la vida de cuatro jóvenes en una persecución.
Estos tres ataques en tan poco tiempo muestran la criminalización hacia la juventud, mediante el miedo, la persecución y el gatillo fácil, escarmentando la población pero sobre todo a lxs jóvenes de los sectores populares. Las cifras del último informe anual sobre la situación represiva, realizado por la CORREPI, es contundente en ese sentido donde en 2019 las muertes en manos de las fuerzas represivas ocurrieron cada 19 horas.