Presentación del ‘María Claudia Falcone: Políticas Revolucionarias en bachilleratos de los años 70’
Agustina Machiavello - El pasado 17 de agosto, en la esquina tímida de 117 y 40 en la ciudad de las diagonales se presentó nuevamente, el libro ‘Maria Claudia Falcone: Políticas Revolucionarias en Bachilleratos de los Años 70’. Este encuentro fue realizado en el centro cultural Daniel Omar Favero, y contó con un panel de allegados a María Claudia, además del autor del libro Leonardo Marcote. Así entre murales altos en las paredes, banderines colgados y sillas de plástico, se pudieron escuchar las voces de Leticia y Juano Falcone, sus sobrinos, Bernardo Teruggi y Roberto Silva compañeros de secundario y Malena Briones, representante de la Coordinadora de Estudiantes de Base.
En los primeros segundos de la presentación, el autor del libro dejó en claro la idea de humanizar a Maria Claudia con la compañía de relatos en primera persona, además de conmemorar su cumpleaños que había sido el día anterior. A partir de esa premisa todo se convirtió en una hermosa, emocionante e íntima charla de café donde recordábamos a una vieja amiga y nosotros, los que fuimos a escuchar, también interactuamos.
Aunque todas la intervenciones dibujaron profundidades diferentes, ciertas sacudieron con ternura la aprensión de tocar algunos temas con mucho cuidado y hasta lejanía. He aquí una revelación que nos hicieron acordar: Maria Claudia Falcone, mujer con muchas facetas.
Leticia y Juano, los sobrinos, entre agradecimiento y agradecimiento, contaron la construcción de Claudia en su familia para ellos que no la pudieron conocer. ‘Está, pero no está’ dijo Juano. En la tenacidad de su voz, en la entrega de su postura y con mirada cómplice con su hermana, compartió el proceso de tratar de armar a su tía a través de los relatos familiares, entenderla con sus compañeros, sacarla del bronce para encontrar las muestras de que era lo que ella quería para este mundo. Destacó que en el camino de armala, el libro de Marcote fue fundamental. Sobre el final de sus palabras, cerró con la idea de Maria Claudia como una persona conscientemente consecuente con el tiempo que le tocó, y pareció tan atinado.
Por allá en esta mesa de café le tocó el micrófono el ex novio, Willy, quien había estado muy atento a cada cosa que se decía. Por momentos se quedaba mirando como recordando, por otros rotaba su cuello quién sabe si para que suene y en otros tantos asentía vigorosamente. La cuestión es que ya desde el fondo del lugar se podía ver lo movilizado que estaba. Willy nos contó internas bien íntimas, y apreciaciones personales sobre esta gran mujer. Nos contó de qué estaba hecha: ‘de sangre de pararse se mano frente a la injusticia’ dijo. También de ‘lo mucho que se militaba’ en esos tiempos, e invitó a que en el recuerdo se baje la solemnidad por que ‘Claudia era también la mina que tenía sentimientos, y que era imperfecta. Era la chica que tenía grandes ideales pero que me escribió en una postal 50 veces te amo’.
Willy rompió en llanto y pidió disculpas por su emoción más de una vez. Tomaba agua, se secaba las lágrimas y seguía recordando a Claudia. Compartía sin celos aquellas facetas no tan habladas, reía un segundo antes de contarnos alguna anécdota, incluso se permitía imaginar en voz alta cómo los ideales de Claudia podían configurarse con los problemas actuales. No solo él, sino toda esta mesa, pero en realidad todas y todos los que ahí estábamos podíamos imaginarnos el puño en alto de esta mujer por causas que ahora nos atraviesan.
Este encuentro cumplió su cometido, la memoria, la voz, la identidad de María Claudia Falcone fue encontrada en la palabra recitada de cada una y uno de los que participaron. Marcote consistentemente nos hace esta invitación a doblegar esa postura rígida ‘del bronce’ para humanizar, para poder entender pluricausalmente a Claudia: como mujer con ideales y empoderada, como novia, como amiga, como vecina, como tía, como compañera de la escuela. Así lo vuelca en su libro, y evidentemente en cualquier oportunidad que tenga.
Comments