Sección de interés general para enriquecer el debate previo a las elecciones 2019. Iniciativa conjunta desarrollada por Resumen Latinoamericano y Revista Resistencias
Por Carlos Aznárez
Moira Millán es una weichafe, o sea una guerrera mapuche que no solo pone el cuerpo en defensa de su gente y su territorio sino que habla como piensa. Por eso es bueno escucharla, porque al hacerlo se aprende, y mucho.
–Como mujer mapuche ¿qué reflexiones están haciendo sobre el momento que está viviendo la Argentina?¿Cómo se paran ustedes frente a este momento de incertidumbre que hay de aquí a octubre, cuando se realicen las elecciones, y de octubre en adelante?
-Quizás a diferencia de todos los argentinos y argentinas nosotras tenemos certeza de que el modelo extractivista y que la gente indígena no entra en la formula de ningún candidato, la certeza de que nada va a cambiar para nosotras. Escuchamos atentamente cuales son las propuestas de los distintos sectores en oposición al gobierno y una vez más la omisión sobre problemáticas que son estructurales para nosotros, como es el derecho al territorio, como es el derecho no solamente a que se regularice la tenencia de la tierra, sino también al control territorial, a que no estén invadidas por las transnacionales extractivistas, y no vemos que digan los candidatos que eso va a ser modificado. Entonces, pensamos que si todo va a continuar igual nosotras tenemos que construir nuestra propia agenda, nuestra propia fuerza y nuestros propios modos y formas de accionar políticamente.
Sí me parece que es un momento complejo porque neutraliza a muchos sectores que estaban apoyándonos y que venían alimentándose con una fuerza y una capacidad de articulación y de consenso para arremeter contra el enemigo común que tenemos. Ahora, con esta coyuntura los ha, no digo debilitado, pero sí puesto en un lugar más de observadores y ya no con el compromiso que tenían antes. Entonces, esa neutralización de esas fuerzas activas nos debilita en la unidad lamentablemente.
-Cuando ustedes hablan de “nuestra propia agenda” ¿si vos te sentás hoy con un candidato qué agenda le estás planteando, a pesar de que creas que no van a cumplirla, ¿cuál es la lista de demandas que crees que son imprescindibles desde los Pueblos Originarios, desde lo que vos representas?
-El reconocimiento de los derechos fundamentales de las naciones indígenas, que va desde el territorio, que es como constitutivo de nuestra identidad y nuestros derechos. También, el tema ambiental que nos preocupa muchísimo, hay un montón de megaproyectos extractivistas, mi comunidad el Lof Pillañ Mahuiza está en este momento viviendo una situación bien compleja porque están queriendo represar el río. Ya inundaron seis mil hectáreas de tierra, empezaron a hacer trabajos sin la consulta previa informada que corresponde que hagan. La agenda fundamentalmente de los Pueblos Indígenas es el territorio y el control territorial.
Por otro lado, cuando nosotras desde el Movimiento de Mujeres Indígenas hablamos de la plurinacionalidad de los territorios nos referimos a que es transversal, como Pueblos Indígenas no tenemos ningún tipo de derecho a la vida en plenitud de nuestra identidad. Recientemente, por ejemplo, tenía una reunión con sectores sindicales y les decía que nosotros vamos a trabajar para el próximo año un 1° de mayo plurinacional, decimos que hay derechos que son básicos como por ejemplo los hermanos y hermanas que llega su día sagrado, su día espiritual como el Wiñol Tripantu o el Inti Raymi, y tienen que andar mintiendo o viendo cómo justificar la inasistencia a sus trabajos o espacios educativos porque en realidad no hay una ley que diga que todos los Pueblos Indígenas tienen derecho a su espiritualidad. Después, hay una cuestión ahí bien compleja porque en la libertad de culto siempre se habla de una alianza más eclesiástica que espiritual, no se plantea que hay otras cosmovisiones, otras espiritualidades, entonces ahí vemos que hay muchos vacíos, incluso en el aspecto laboral de los trabajadores y trabajadoras indígenas, ni hablar de la educación o de la salud, que está absolutamente reprimida, perseguida y prácticamente tenemos que operar en la clandestinidad para sanarnos, es una barbaridad.
Entonces, la represión es tremenda hacia ese reconocimiento y vemos que se ve que afecta intereses estratégicos que financian la política de este país porque algo tan pequeñito como innocular la necesidad de que el Encuentro Nacional de Mujeres se convierta en plurinacional ha generado fragmentación, división interna, entre ellas, digo ellas porque nosotras nunca fuimos parte del Encuentro. Entonces, no se puede dividir lo que no ha sido…
-Pero a pesar de eso que denunciás van a participar del Encuentro en octubre en La Plata…
-Nosotras vamos a ir al Encuentro, no sabemos si vamos a continuar, vamos a ver que es lo que pasa en este Encuentro. Pero, esto de asistir a lugares donde no somos bienvenidas no tiene sentido, tienen que caer en situaciones, incluso hasta de maltrato y de violencia, para referirse a quienes pregonamos la plurinacionalidad del Encuentro. Creo que no tiene mucho sentido ir a un espacio así. Vamos a ir este año, vamos a plantear el taller de las mujeres por la libre determinación de los pueblos y vamos a ver si el otro año continuamos o se crea un espacio alternativo.
-¿Crees que eso pasa por un problema de racismo en las propias mujeres o porque hay en la izquierda una incomprensión histórica de los que son los Pueblos Originarios?
-Sí, hay una incomprensión histórica absoluta y por supuesto hay también un sesgo de racismo, hay esa idea de tutelar permanentemente a los Pueblo Originarios y fundamentalmente a las mujeres indígenas, Nosotras estamos vistas en el imaginario social como las sirvientitas, entonces tiene que venir la patrona blanca a decirnos cual es el camino a seguir, imposible pensar en su lógica que las sirvientitas podemos organizarnos y emanciparnos, tiene que haber alguien tutelándonos. Esa subestimación es parte del racismo.
Por otro lado, creo que hay otros intereses que responden más bien a la organización de estructuras partidarias que son absolutamente patriarcales y que deciden como se debe tejer y desenvolver el proceso político adentro del movimiento de mujeres. De pronto las mujeres indígenas traemos a ese espacio en agenda algo nuevo, que ni siquiera está socialmente planteado en el resto del país, que tiene que ver con esta mirada de la plurinacionalidad. Es decir cómo empezamos a amplificar derechos que van en desmedro de ciertas estructuras enquistadas históricamente en este país y que no están siendo interpeladas. Por ejemplo, los únicos que hemos salido a desalambrar latifundios hemos sido el Pueblo Mapuche y los Pueblos Indígenas, fuimos y atentamos contra la propiedad privada concretamente, el resto son puro discurso, pero no están dispuestos a perder privilegios.
Entonces, creo que van tensionando en este momento ese debate porque temen que lo recoja el movimiento de mujeres y se convierta en un movimiento imparable en el país, que refunde el país. Porque para poder plantear la plenitud de los derechos de los Pueblos Indígenas las repúblicas quedan obsoletas, hay que plantear un modo de organización completamente diferente. Entonces, estamos ante un proceso absolutamente revolucionario y eso da temor, incluso a una izquierda que se alimenta de la nostalgia del pasado y fundamentalmente de los procesos que se desarrollaron en Europa. Pensar en una izquierda que tenga que reconstruirse a partir de Indoamérica creo que les genera pánico.
-¿Cómo influye lo electoral en el mundo de las mujeres originarias?
-La coyuntura electoral siempre es invasiva. Son otras formas de invasión porque aparecen los políticos en las comunidades con prebendas, vendiendo espejitos de colores, a cambio de votos, ven el hambre, la miseria, la injusticia, y la capitalizan. Siento que de pronto el territorio de lo indígena se convierte, en ni siquiera un territorio de disputa, como en un playón en el que todos ponen su kiosquito, todos lucran con nuestra pobreza.
Igualmente, trato de analizar los resultados de un modo distinto, están quienes ganan, triunfan en las urnas, los ganadores electos, están quienes triunfan en lo político porque emergen como fuerza pujante y estamos quienes triunfamos en lo social. Para mí lo más importante es el triunfo social, creo que el movimiento de mujeres lo ha demostrado en el mundo, las mujeres emergemos con una fuerza tremenda, se van instalando temas que ningún político, partido, gobierno, se ha animado a tocar y entonces vamos elevando el piso de lo político para que la política decida que va a hacer, pero creo que ese caminar que le dan los triunfos sociales es lo más importante.
Entonces, la coyuntura electoral para mí y para el mundo indígena no modifica absolutamente nada, las elecciones son parte de este ritual de alienación en el que está sumergida la sociedad.
-¿Te sorprendió la aparición en escena de Alberto Fernández?
-No, no me sorprendió porque imaginé que iban a buscar un perfil que más o menos sintetizara a la derecha, a cierto progresismo que por ahí no lo puede digerir del todo pero trata de tragarlo, un perfil de candidato que fundamentalmente no genere un antagonismo total y absoluto con el actual gobierno para juntar también los votos de esos sectores más reaccionarios. Me parece que eligieron el candidato que más se acomodaba a los intereses eleccionarios.
-Pero coincideremos en que hoy por hoy es muy importante echarlo a Macri del gobierno.
-Sí, creo que Macri se tiene que ir, puede ser que el que venga sea peor, pero lo que veo es que el triunfo de Macri fortalecería una agenda reaccionaria. Simbólicamente significa que el país apoya un gobierno criminal y genocida como este y eso me parece preocupante, me parece que merece un castigo por lo menos en las urnas y después veremos si se lo puede llevar a juicio por las barbaridades que ha cometido, pero él tiene que perder. Y el que venga sepa de que tarde o temprano va a ser castigado si vuelve a cometer la misma práctica que el actual gobierno. Pero, si gana Macri no solamente le estamos redoblando las fuerzas, sino que la denigración social va a ser imparable. Entonces, sí me preocupa que gane Macri, cada vez que pueda voy a llamar a votar en contra de Macri.
-Desde la izquierda decimos que para derrocar al capitalismo por ahora no vemos nada mejor que construir el socialismo. Ustedes desde el pensamiento como Pueblo Originario ¿qué plantean como otro mundo distinto?
-Te puedo hablar desde el Movimiento de Mujeres Indígenas, porque en realidad la Nación Mapuche tiene diferentes posicionamientos y también otras naciones indígenas. Nosotras venimos planteando una revolución identitaria, la plurinacionalidad de los territorios, que no es lo mismo que un Estado plurinacional, es absolutamente diferente. Un Estado plurinacional diría que es hasta contradictorio porque un Estado que contiene a muchas naciones. La plurinacionalidad de los territorios sería el reconocimiento del ejercicio pleno de las naciones , algo como la libre determinación de todos los pueblos, y un espacio de consenso en el que el pueblo argentino, que tampoco tiene libre determinación, pueda junto con otros pueblos, con otras naciones, consensuar la estructura política. En principio, creo que no se puede pensar un proyecto de país sin las Naciones Indígenas porque acá estamos y la tensión va a ser cada vez mayor.
Me parece fundamental que también se vea que hay un sector importantísimo de los argentinos y argentinas que empiezan a identificarse con nuestra demanda y con el Buen Vivir como derecho, que es todo un concepto para mí fundamental, que viene a interpretar la matriz civilizatoria. Me refiero al Buen Vivir como derecho, este planteo de decir vamos a recuperar la reciprocidad entre los pueblos y con la naturaleza, y que una política económica que se adapte a esta aspiración de armonía con la naturaleza es posible, pero no puede ser capitalista. Si eso se produce, el socialismo va a tener que recoger esta mirada indígena.
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