Por Mariana Di Mauro
365 días, 327 mujeres asesinadas. Según los números arrojados por el Observatorio Ahora Que Sí Nos Ven, la violencia machista se cobró, en promedio, la vida de una mujer por día durante el 2019, siendo diciembre el mes en el que más asesinatos se perpetraron.
Los datos que presenta el informe del Observatorio dan luz a una realidad que, si bien el movimiento feminista viene denunciando, todavía se padece. Uno de los reclamos más fuertes de los colectivos de mujeres tiene que ver con la efectiva implementación de la Ley de Educación Sexual Integral para que en las escuelas se traten temas como los vínculos de pareja violentos. Desde hace tiempo se viene haciendo hincapié en la existencia de abusos dentro de las parejas y la naturalización e invisibilización de los mismos. El resultado de esa naturalización se ve en los números: el 67% de los femicidios fueron ejecutados por parejas o ex parejas de las víctimas. Los datos no permiten “exagerar”.
Otros porcentajes escalofriantes y que revelan la extrema vulnerabilidad a la que están expuestas todos los días las mujeres argentinas son los vinculados al actuar judicial. El 46% de las mujeres asesinadas ya habían realizado una denuncia y el 27% tenían medidas judiciales. Es decir, es importante hacer la denuncia, pero, evidentemente, las herramientas de la justicia no están a la altura de las circunstancias, o no se tiene la voluntad de que lo estén. La justicia patriarcal es algo que también se viene denunciando desde el movimiento feminista y los ejemplos con nombre y apellido sobran. Aquí los números tampoco dejan mentir.
El gobierno de Macri se fue dejando totalmente desfinanciados los programas contra la violencia de género con un presupuesto vergonzoso de $11 por mujer, ignorando por completo la situación de emergencia. La nueva gestión promete cambios en este sentido, principalmente con la creación del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad, con una secretaría destinada únicamente a la erradicación de la violencia de género. Sin embargo, el movimiento feminista tendrá por delante la tarea de seguir demostrando que, gobierne quien gobierne, es en las calles donde se conquistan los derechos.